La casa vacacional del presidente Joe Biden y la primera dama Jill Biden en Rehoboth Beach, estado de Delaware, comprada por $2,74 millones, les dio la bienvenida el viernes mientras cientos de estadounidenses siguen atrapados en Afganistán.
El viaje había sido aplazado varias veces desde el inicio de la desastrosa retirada del país de Asia del Sur, y la casa adquirida en 2017 no recibía a sus propietarios desde el cumpleaños de la esposa del mandatario en junio.
La salida desde Washington D.C. fue programada a las 12:20 pm, por lo que horas antes Biden expresó su alerta por el cambio climático ante los líderes mundiales en una reunión virtual junto con el secretario de Estado, Antony Blinken, y el enviado especial para el clima, John Kerry.
“El tiempo para actuar se está reduciendo realmente, como acaba de señalar el secretario, para acercarnos a un punto sin retorno, no tenemos mucho tiempo”, dijo.
“No hay ninguna razón por la que no deban poder partir”
El Departamento de Estado dijo que continuaría el esfuerzo con los talibanes para conseguir la evacuación de los ciudadanos estadounidenses en vuelos chárter fuera de zonas como Mazar-e-Sharif.
“En nuestra opinión, estos vuelos, estas personas, no hay ninguna razón por la que no deban poder partir. Y eso es en lo que seguimos enfocándonos”, comunicó a la prensa Ned Price, portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos.
Los cálculos arrojan cerca de 100 ciudadanos norteamericanos que intentan huir de Afganistán, y Blinken admitió el lunes ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes la presencia de vuelos chárter durante un tiempo, pero “no se les ha permitido salir”.
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