talleres clandestinos de ropa

Condiciones de “casi esclavos”: allanan talleres clandestinos de ropa en Buenos Aires

Prendas e indumentaria falsificada en talleres clandestinos de ropa, esa es la realidad que la policía de la ciudad de Buenos Aires, en Argentina, reveló en agosto con un allanamiento que forma parte de un golpe a seis puntos similares en la capital.

Tanto el centro textil, ubicado en la calle Galicia, como la estancia de migrantes en situación irregular, son hechos comunes de acuerdo con la Dirección Nacional de Migraciones.

“Con acuerdo o sin acuerdo, se someten a condiciones de trabajo, que es casi esclavo”, expresó a RT un funcionario del Ministerio Público Fiscal que formó parte de la acción.

El procedimiento representó un peligro, pues había una caldera con riesgo de explosión que obligó a la policía a cortar el suministro de gas en cooperación con la empresa Metrogas. 

Trasfondo de cada compra

En un contexto de inflación y devaluación constante del salario promedio en el país austral, hallar una sola razón para el auge de estos establecimientos es complejo debido a que una misma prenda puede triplicar o quintuplicar su precio en una tienda original.

Frente a la falta de la contraloría y supervisión del Estado, la existencia de talleres clandestinos deriva en prendas más económicas pero con trabajadores hacinados en un ambiente sin higiene, además de estar en riesgo.

“Siempre nos encontramos con que estos lugares son utilizados como viviendas para los trabajadores”, resaltó la experta fiscal y partícipe de varios allanamientos en la capital argentina, Celsa Ramírez.

“En los galpones, o viviendas, hay cientos de cajas con productos, y al lado colchones en el piso donde duermen los trabajadores. En el mismo espacio tienen inodoros improvisados y calentadores donde cocinan”, dijo.

El objetivo de la Fiscalía, según Ramírez, no es judicializar a los trabajadores sometidos a la marginalidad sino a los encargados que se “lucran con la explotación de los pobres”.

Pese a ello, muchos de los galpones y talleres clandestinos operan con pleno conocimiento público en zonas de la capital como Flores y Once, y es casi imposible creer que puedan trabajar sin alguna complacencia de las autoridades oficiales.

Trabas burocráticas y sistema de subcontratación

Ramírez también describió las trabas burocráticas con las que se ha topado debido a algunos casos con vinculación federal, ocasionando que todavía no se encuentren a los cabecillas detrás de estas operaciones.

Entre el estigma del rechazo público y la inacción de los políticos, los manteros (vendedores ambulantes de productos falsificados), en su mayoría migrantes, esperan por una solución.

Por otra parte, el investigador y coautor del libro ¿Quién hace tu ropa?, Jerónimo Montero Bressán, descartó que este flagelo ocurra solo en la industria textil ilegal y advirtió que entre las marcas más importantes también predomina el sistema de subcontratación de talleres informales.

El académico resumió que la subcontratación es el gran patrón común de la industria textil, pirata o no. Las empresas diseñan prendas y encargan su producción a un tercero, desconociendo las precarias condiciones de los costureros.

Con base en cifras de la Cámara de la Industria Argentina de la Indumentaria (CIAI), Montero Bressán dijo que alrededor del 70% del sector textil se encuentra en la informalidad, compuesto en muchos casos por niños, lo que está llevando a los salarios a la baja, según un informe del Ministerio Público Fiscal.

El investigador también determinó que esta práctica engloba a la comercialización, por lo que “si vamos para atrás en la cadena productiva, los talleres clandestinos están en toda la ropa que se consume en Argentina”.

Las últimas cifras oficiales dadas por la Subsecretaría de Trabajo y organizaciones de talleristas fueron reportadas en el 2006. En ese entonces había una cantidad estimada de 5.000 centros de fabricación clandestinos, únicamente en Buenos Aires.

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