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Tormenta tropical deja a la deriva a cientos de sobrevivientes del terremoto de Haití

Una consecutiva tragedia, así han sido los últimos días de quienes sobrevivieron al terremoto de magnitud 7.2 del pasado sábado en Haití y que se han enfrentado a la tormenta tropical Grace, que dejó a muchos a la deriva y sin atención médica.

Con personas abandonadas y durmiendo en la intemperie, los esfuerzos para brindar ayuda se triplicaron en dificultad por el daño a 24 instalaciones sanitarias en la península de Tiburón y otros hospitales declarados “no funcionales” por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) en el país.

En un mensaje a la nación, Ariel Henry, primer ministro, expresó: “no hay duda de que nos enfrentamos a una gran emergencia humanitaria. Haití está de rodillas. Este terremoto demuestra una vez más nuestros límites y lo frágiles que somos”.

Además de los deslizamientos de tierra que bloquearon las vías, la falta de personal para cuidar a los heridos y trasladarlos se sumó al escenario descrito el miércoles por el ministro de Salud, Didier Hérold Louis, quien instó a donar sangre a través de la radio Magik9.

Problemas logísticos y necesidades “inmensas”

Catalogada como “una situación muy desafiante” para el país insular, la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa Etienne, alertó sobre las enfermedades de la piel, diarreas y enfermedades respiratorias que derivan de la escasez de agua potable.

Asimismo, y en medio de los esfuerzos de vacunación contra el covid-19, la Our World in Data, publicación online de la Universidad de Oxford, indicó que las dosis no han cubierto ni el 1% del total poblacional de 11 millones.

En este sentido, el director de emergencias sanitarias de la OPS, Ciro Ugarte, dijo que se había “acelerado” el ritmo de vacunación en las últimas semanas, pero que se interrumpió y que comprende la prioridad del personal para reducir las secuelas del terremoto.

“Muchos trabajadores de la salud están abrumados tratando a pacientes traumatizados. Pero también tratando otras enfermedades y tratando de restablecer los servicios de salud que han sido impactados por el terremoto”, declaró.

De acuerdo con la agencia de protección civil de Haití, la tragedia derivó en más de 12.000 heridos, así como en 2.189 fallecidos, sin contar los desaparecidos hasta la fecha.

Crisis en cifras

La Unicef dio datos alarmantes: 84.000 viviendas dañadas o arrasadas, 1,2 millones de personas afectadas, entre ellas 540.000 niños. $15 millones es la estimación monetaria necesaria para responder a la emergencia, según el organismo.

“Innumerables familias haitianas que lo han perdido todo debido al terremoto ahora viven literalmente con los pies en el agua debido a las inundaciones”, dijo Bruno Maes, representante de la Unicef, y quien también alertó sobre el daño a la infraestructura educativa.

António Guterres, secretario general de la ONU, adelantó el martes que las Naciones Unidas reservó una cantidad de dinero para atender las necesidades de nutrición, hidratación, refugio y atención médica en un fondo de emergencia de $8 millones.

Por otro lado, el índice de violencia entre pandillas se ha exacerbado desde del asesinato del expresidente Jovenel Moise el mes pasado, y ha creado un desorden en la arena política y social que amenaza la entrega de ayuda humanitaria.

Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, advirtió que es muy pronto para predecir los efectos en la política haitiana y descartó el envío de militares estadounidenses al país.

Lento socorro

La destrucción de un aproximado del 90% de las casas ubicadas en la ciudad remota de L’Asile, cercana al epicentro, fue reseñada por la portavoz de Mercy Corps llamada Christy Delafield, quien estuvo en el terreno con su equipo.

“Había una escuela que visitamos que estaba parcialmente destruida, donde habían unas 200 personas refugiadas allí durante la noche, y dijeron que cada noche llegaban más personas”, comentó.

Delafield, quien transmitió la molestia del poblado por el lento socorro de las autoridades, expresó que “es solo una cosa tras otra”, en referencia al terremoto de magnitud 7.0 del 2010 que dejó 220.000 fallecidos y del que aún se recupera Haití.

“Las palabras que sigo escuchando de mis colegas en Haití son que la gente está desesperada, traumatizada y conmocionada”, contó a The Washington Post el director regional de la organización benéfica Church World Service, Martin Coria.

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