Anna Sacks, ese es el nombre de una joven activista ambiental que filma desde el año 2018 sus paseos hurgando en la basura del distrito de Manhattan y que recientemente se ha vuelto viral en redes sociales por avergonzar a las grandes tiendas.
Apodada The Trash Walker (La caminante de la basura), la mujer usa una carretilla, un par de guantes y dos bolsas reutilizables para mostrarle a los internautas la comida, ropa de lujo, suministros médicos y los muebles reutilizables que son tirados por las multinacionales.
Bolsas repletas de basura con comida intacta en su envoltorio y productos aún sellados son el pan de cada día de Anna, quien camina por tiendas como Party City o farmacias como CVS y Walgreens, las cuales destrozan y deshacen material sanitario nuevo.
“Es algo que me hace meditar mucho”
La influencer de 30 años de edad y ex banquera de inversiones le dijo al diario The New York Post el lunes que su nuevo modo de vida consiste en dormir en una sábana desinfectada por ella y sacada de los desechos.
Asimismo, acostumbra a beber café en los envases desperdiciados por los comercios de la ciudad de Nueva York.
Anna mostró en un video múltiples artículos de material escolar, así como ropa intacta, exceso de pan e incluso donas compradas hace un día en un área del barrio Upper West Side, cercano a las escuelas públicas.
Además de ello, en otro audiovisual en el que revisa una bolsa de juguetes, desestimó la posibilidad de que lo que parecían ser cientos de piezas de Lego sean destinadas al reciclaje.
“Es imposible que esto se recicle en el sistema normal de reciclaje. Son demasiado pequeños. Se caerán literalmente por las rendijas”, dijo.
“Es algo que me hace meditar mucho. Es muy fácil que las empresas hagan públicos sus objetivos de sostenibilidad, por los que reciben buena prensa y que destacan en sus informes de responsabilidad social corporativa, pero luego no los cumplen”, comentó al Post.
Con la etiqueta de “Donar, no tirar”, la activista Anna Sacks instó a la farmacia CVS a desistir de una práctica que tildó de “asquerosa” a través de una petición publicada y difundida por ella misma y que está cerca de las 450.000 firmas.
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