Una reciente investigación del diario New York Post describe el ciclo interminable del vigilado mercado de prostitución y tráfico sexual que reina en las calles de Manhattan, Nueva York, durante los fines de semana y desde hace meses ante la vista gorda de las autoridades.
La desfachatez es el sinónimo de un negocio en auge que permite a los proxenetas mantener bajo control tanto a la zona como a sus mujeres vestidas con poco más que lencería y tacones, y que en muchos casos son víctimas de trata sexual.
Descrito por el diario estadounidense como un “lucrativo” comercio marcado por la confianza entre el cliente y la prostituta, este terreno luce inalterable con o sin presencia policial, lo suficiente como para atascar el tráfico vehicular.
“Poco incentivo”
Varios vice policías activos y retirados le contaron al Post la carencia de incentivos para concretar arrestos, aunado a la aclamada derogación demócrata encabezada por el fiscal general del distrito de Brooklyn, Eric González, y por el gobernador Andrew Cuomo.
La oficina de González comenzó la anulación de órdenes de arresto a mediados del año 2019, incluyendo 262 órdenes de casos de prostitución de hasta hace casi nueve años.
La famosa derogación de la ley estatal Walking While Trans, vigente desde 1976 hasta febrero de este año, le prohíbe a los agentes de la ley arrestar a quienes merodean para prostituirse.
González y su homóloga, Melinda Katz, de la oficina de Queens, aprovecharon para pedir a distintos jueces que desestimaran, respectivamente, 857 casos abiertos desde 1970 a 2011, así como más de 670 casos de este tipo.
De igual manera, Cyrus Vance, fiscal del distrito de Manhattan, desechó en abril más de mil órdenes de arresto y a partir de ahí anunció que no iba a procesar más casos de prostitución.
Solo hace más daño
Varios detectives encargados de actividades ilícitas dentro de la policía coincidieron en lo que consideran una contradicción irónica por parte de los fiscales del distrito, al tomar una decisión que favorece a los proxenetas y perjudica a las jóvenes víctimas de la trata de personas.
“Si realmente se preocuparan por las niñas, estarían allí a las tres de la mañana ofreciéndoles ayuda en lugar de dormir en sus casas con aire acondicionado”, expresó una de las fuentes policiales al Post.
Estadísticas extraídas de la División de Servicios de Justicia Criminal del estado de Nueva York indican que el número de casos en los que el cargo principal fue merodear para prostituirse disminuyó de 39 hace tres años a ninguno en 2020.
“Al proxeneta no le importa si su víctima es arrestada o si no lo es. Lo que le importa es el resultado final, los dólares”, dijo Lauren Hersh, ex fiscal de tráfico sexual y víctimas especiales en Brooklyn.
Hersh sugirió que una solución factible es que la policía se enfoque en las demandas de sexo comercial y no en aplicar sanciones penales a las verdaderas víctimas, y así ayudar.
Hersh recalcó que muchas víctimas del comercio sexual son minorías, usualmente mujeres Lgbtq y de entornos precarios.
“Si los compradores de sexo supieran que se están produciendo arrestos de compradores de sexo, esos tipos, los pilares de la comunidad, los médicos, los abogados, los contadores, los empresarios, dejarían de comprar en esos lugares”, estimó.
Por su parte, la jurista Dorchen Leidholdt, directora del centro legal Sanctuary for Families, cuestionó: “realmente se requiere que la policía de Nueva York y el fiscal de distrito de Brooklyn aborden la demanda. ¿Están haciendo todo lo posible para abordar la demanda y reducirla?”.
Disminución progresiva de arrestos
La disminución progresiva de arrestos también aplica para el renglón estadístico entre patrocinadores y promotores de la prostitución.
Desde 2018, atravesando la pandemia y hasta el 18 de junio, los números de arrestos contabilizados por patrocinios de prostitución como principal cargo en el distrito de Brooklyn han mermado de 279 a tan solo 4.
En el mismo período, los arrestos en los que el cargo principal fue promocionar la prostitución disminuyeron de 36 a 2.
De momento, un portavoz de la oficina del fiscal del distrito de Brooklyn confirmó en un comunicado que una Unidad de Trata Sexual es la encargada de procesar “enérgicamente” cada caso.
Inez Barron, concejal demócrata, le dijo al Post que no sabía de la existencia de una área de prostitución en su propio distrito, y aseguró que la policía detendría sus actividades.
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