Oli London, así se llama el influencer británico de TikTok que se autopercibe como coreano, además de “no binario”, y que se ha sometido a múltiples cirugías estéticas para parecerse a Jimin, cantante del grupo de pop coreano BTS, y su ídolo, según Newsweek.
Tras salir de su última transformación, el tiktoker aseveró ser un auténtico coreano por dentro y por fuera, afirmación que creó controversia en redes sociales y que, según Matt Walsh de Daily Wire, se sostiene de la misma premisa que los defensores del transgénero.
El periodista inglés se cuestionó la discusión discriminatoria hacia Oli y se preguntó en un reciente artículo: “¿por qué no debería funcionar este argumento para un pionero transracial?”.
“Era del hombre psicológico”
En lo que llamó la “era del hombre psicológico”, resumida en toda acción justificada en el bienestar propio mientras no se agreda a terceros, Walsh consideró magistral la respuesta dada por London a los haters en Twitter.
“Ser transexual es lo mismo que ser transracial, porque naces en el cuerpo equivocado”, tuiteó London ante la tormenta de respuestas en contra.
Sin embargo, tras resaltar y criticar el resultado de la progresiva subordinación de la biología actual a los caprichos emocionales de cada quien, Walsh se preguntó: “¿por qué los caprichos emocionales de Oli no deberían tener el mismo peso sobrenatural?”.
Reacciones
Walsh, escritor y autor del podcast The Courage To Be Sane, también publicó algunos de los comentarios encontrados por Daily Wire alusivos al rechazo masivo de la izquierda al caso de Oli London, pese a que posee una lógica progresista y “hermética”.
“Lo siento, pero no puedes simplemente elegir ser coreano. Es una nacionalidad y etnia”, tuiteó un usuario transexual.
“Es una burla a las personas trans, es una apropiación cultural”, denunció otro individuo identificado como coreano no binario.
Sandra Song, editora general del diario izquierdista Paper Mag, calificó a London de “fetichista blanco” en un reciente artículo, debido a que su acción “increíblemente ofensiva” convierte en trivialidad la identidad surcoreana en el mundo.
El simple hecho de que Song, quien es coreana, afirmara que su identidad global se ve afectada por esta “degradada burla” de London, es el verdadero problema del asunto y que solo intenta, según Walsh, que la discusión se centre en el género sexual y no en el origen étnico.
Walsh instó a los trans-coreanos a superar su intolerancia y afirmó que Oli London tiene y sabe su derecho a ser visto como un coreano auténtico dentro de la marcha “sin sentido” progresista.
“Se borran todos los marcadores objetivos de identidad y la existencia humana se reduce a un charco turbio de ambigüedad sin sentido. Este es el mundo que quería la izquierda. Ahora lo tienen. Felicidades”, concluyó Walsh.
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